La amazona y la loba esteparia
demarcaron su territorio:
una hectárea urbana
que vigilan en silencio y en guardia permanente.
La recorren sin hablarse ni mirarse.
Se reparten los flancos a patrullar.
Caminan todo el día con las armas listas.
Y por la noche se sientan a llorarle a la luna,
porque no recuerdan
dónde enterraron a sus hijos.
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4 comentarios:
(tu jungla tan urbana me paralizó)
estoy soltando a las fieras
Fieras al acecho y en pagos urbanos...
yo espero que estas fieras encuentren su hábitat
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