domingo, 18 de febrero de 2007

Sangre fría

En casi un mes leo A sangre fría. Disfruto la literatura, sí, pero también tengo todo ese tiempo para espantarme más y más ante la situación de violencia. Es que es como mirar una peli “yanqui” policial, pero que dura tres semanas.

Un crimen es el centro. Hay una población rural, una familia totalmente desprevenida, una intrusión en su hogar, una escopeta fatal. Y mucha sangre fría.

Entiendo que es una maravillosa descripción de una cultura ajena (esos yanquis tienen todos armas, todo el mundo nace sabiendo disparar, son todos pistoleros…)

Pero no. Conozco una situación en algo parecida, mucho más cercana.

1909. Una población rural, Suipacha (o Chivilcoy?). Una familia reunida en un festejo familiar (probablemente el bautismo de la abuela Ana). Llega un visitante inesperado, sufre un desaire, sale y vuelve con una escopeta. Y dispara mortalmente contra los padres de Ana, me imagino que con la sangre demasiado caliente. (Son calabreses).

Ana (6 meses), Rosa (5 años) y Marieta (10 años) son distribuidas en adopción (o algo parecido). Una torción violenta del destino, por una escopeta. Aca nomás de Buenos Aires y de mi vida.

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