
Cuando se miran parecen evocar una época en que eran dálmatas y sorbían un fideo entre los dos, uno en cada punta.
Si esa época existió no lo sabemos. Se trata más bien de un reconocimiento entre ellos. Como si fuera una cuestión de pedigree, y un sentimiento también (¿por qué no?)
No son ni viejos ni jóvenes, son de alguna manera eternos o intemporales.
Cuando están juntos tienen la fuerza necesaria para mover el rabo, quizás originada por ese recuerdo (o sentimiento) compartido, pero no demuestran mucho más.
Mientras todos nosotros alrededor correteamos por un hueso y nos mordemos la cola.