jueves, 11 de enero de 2007

Reta, unos años atrás



Cuatro generaciones.
El ritual de la joda, cerveza, clericó, alcohol,
doble vida para el día y la noche. La abuela y su rigor cotidiano: almorzamos todos juntos, poner la mesa, levantar la mesa, secar los platos, barrer la cocina. Los platos los lava la abuela porque sólo ella sabe cómo, lo mismo para cocinar. La siesta, la playa, el mar. Los chicos y las chicas, del campo, del interior, de Tres Arroyos, Olavarría, Copetonas, etc. Los descendientes de inmigrantes dinamarqueses, capaces de tomar cerveza ilimitadamente; el orgullo, la soberbia, la competencia; mucho chisme, a todas las edades; borrachos y borrachas. La adolescencia, la franela, la calentura, polvos en los médanos, en los autos, bajo los eucaliptos, en las casas llenas de sal. Los asados, las parrillas, las comidas sociales, las tortas fritas, cuando llueve. Algunos deportes: turismo carretera improvisado con los jeeps y cachivaches en los caminos de tierra, de tosca, de arena mojada o seca, de barro, de médanos. La pesca es para los veteranos. En la playa también la paleta, el voley, el rugby, el fútbol. En la playa los acercamientos al sol, preparatorios para la noche. A la noche los fogones, las damajuanas, las guitarras, o el boliche, Vavieka o el que se atreva a desafiar a Vavieka. Los amores de una noche o los de años, los celos, las traiciones, las peleas.
La abuela y los cuatro nietos (poner la mesa, levantar la mesa, secar los platos, barrer la cocina) hacer los mandados, pero la carne no, porque nos meten el perro, no sabemos. Los nietos crecieron y ya no almuerzan porque están durmiendo (doble vida para el día y la noche) La abuela y su reglamento: no invitar a nadie, ni siquiera a comer, salvo quien le caiga simpático, o quien simpáticamente se instale y fuerce su voluntad. Doble vida adentro y afuera de la casa de Reta. Pasan los años y Reta es una obsesión, una maldición, un embrujo, una droga, una ilusión. Pasan los años y los nietos llevan a sus hijitos, pero ellos son todavía adolescentes, y la abuela es por siempre la dueña, ama y señora de la casa de Reta.

6 comentarios:

ziNziA dijo...

Reta me constituye, también.

c. dijo...

y claro, porque sino no podrías escribir jamás algo tan pero tan lindo como esto de hoy.

si tu abuela no te Reta, un día llevame con vos. duermo afuera si quieren. total, yo le caigo bien a mucha gente.

Pato dijo...

Envidia... nunca la misma arena, nunca el mismo mar, ni las mismas caras... veranos nómades que alguna vez fueron en Reta.

ziNziA dijo...

Pato, yo envidio el nomadismo durante la infancia. Pero no importa, lo practiqué después...

Caro, vamos un día, pero no sé si a la casa... Mi abuela no está más, y la casa está en una especie de sucesión "emotiva" que todavía no me animo a habitar...

c. dijo...

y ahora? no hay crónicas de fin de semana?

ziNziA dijo...

ahora sí hay crónica de fin de semana...