sábado, 5 de mayo de 2007

Una anécdota

Una historia sobre Soriano que le contaron a Bayer que le contó a M. Bradley, que la leyó H. y H. me la leyó por teléfono, llorando, una vez. (esta última es mi anécdota).


EL GORDO SORIANO, CONTADOR DE PATOS

Durante la filmación del documental Soriano, Osvaldo Bayer le contó al director Eduardo Montes Bradley una anécdota que le habían relatado sobre su amigo escritor.

Resulta que en el exilio en Bélgica, cagado de hambre, Osvaldo Soriano consiguió un laburo de contador de patos en el Lago de los cien patos de Bruselas. El trabajo consistía en contar los patos todas las noches y reportar los posibles faltantes a las autoridades, que al instante los repondrían para que el Lago de los Cien Patos no dejara de tener, efectivamente, cien patos.

El problema era que nunca desaparecía ningún pato, siempre había cien patos en el Lago de los Cien Patos. Y Soriano empezó a temer que las autoridades notaran la inutilidad del puesto y lo rajaran. Entonces acordó con un amigo exiliado peruano para que cada tanto se robara un par de patos.

De esa manera pudo mantener su trabajo y, según dicen, eran legendarios los asados que se organizaban entre varios exiliados latinoamericanos, con Soriano como huésped de honor. Obviamente, el menú era siempre el mismo: pato a las brasas.

Maravillado por la anécdota, y con la intención de hacer más interesante su documental, Montes Bradley le dijo a Bayer: ¿Por qué no vamos a Bruselas para ver si existe ese puesto de contador de patos? Y Bayer le contestó que mejor no, que para qué...

Enterarse de que en Bruselas no existe un Lago de los cien patos ni un puesto de contador de patos sería como dejar de soñar, de esperar, de creer que en algún lejano, escondido y maravilloso lugar de este perro mundo existe la felicidad. Tenía razón Bayer, para qué.

3 comentarios:

c. dijo...

bellísimo.


(por qué dejar de contar anécdotas?)

c. dijo...

hace 3 días que leo y releo.
quizás algún día yo también se la cuente a alguien. (ojalá que sin llorar).

ziNziA dijo...

bueno, se puede llorar de emoción